Que el juego es esencial en el aprendizaje es algo incuestionable. Nos permite desarrollar las habilidades necesarias para la vida de manera natural no solo en la infancia sino también a lo largo de toda la vida. Además de ser algo placentero y agradable para la persona que juega, de forma lúdica, se adquieren competencias esenciales en el crecimiento.

  • Desarrollo motriz y sensorial: a través del movimiento se liberan muchas tensiones y al mismo tiempo se desarrollan sus músculos y se trabaja la coordinación, el equilibrio, la percepción de su propio cuerpo y del entorno. También perciben por los sentidos mucha información: discriminación de formas, tamaños, colores, texturas, etc.
  • Desarrollo del lenguaje y la simbolización: el lenguaje ayuda a construir el pensamiento y a comprender la realidad. En los juegos se favorece la comunicación, la interpretación de símbolos, el uso del lenguaje verbal y no verbal (lenguaje corporal).
  • Desarrollo social y emocional: a través del juego los niños establecen relaciones de amistad, aprenden a negociar, a compartir, a cooperar y a resolver los conflictos. Durante el juego se experimentan emociones como: sorpresa, alegría, nervios, rabia, enfado… será un momento perfecto para poder tratar dichos sentimientos, identificarlos, ponerles nombre y abordarlos de forma adecuada. Del mismo modo, favorece que el niño sea capaz de asumir normas y límites y respete el turno de palabra. Con todo ello, se trabaja la tolerancia a la frustración y el autocontrol que tan necesarios son en la actualidad.
  • Desarrollo cognitivo y de las funciones ejecutivas: en sí mismo el juego es una fuente de aprendizaje, se desarrollan las habilidades intelectuales, permite trabajar la memoria, la atención, la planificación para alcanzar un objetivo y la toma de decisiones, la flexibilidad cognitiva y la capacidad de adaptarnos a los cambios.

El juego despierta la creatividad e imaginación. En algunos momentos será positivo que se aburran y puedan hacer uso de esas habilidades creativas.

Además de todo lo anterior, es una actividad que favorece el diálogo lo que contribuye a mantener buenas relaciones entre los jugadores. Por ello, jugar en familia puede ser muy positivo para construir relaciones de cercanía y confianza entre los miembros de la misma.

Se adjuntan algunas propuestas planteadas por nuestros compañeros de los Equipos, con los que toda la familia podéis disfrutar y aprender juntos.

Con todos los beneficios que se han recogido solo queda…

¡EMPEZAR A JUGAR Y DIVERTIRSE!