Eran las 7:50 cuando los primeros alumnos entraban al colegio con aparente normalidad y, por qué no decirlo, con cierta rutina. Un jueves más, con una pinta de que las nubes iban a descargar, por lo menos, alguna que otra gota de lluvia.

En el patio se oía algún que otro comentario: «¿te has fijado en el cartel?», «¿eso es (con permiso de los valencianos) una paellera?»; «sí», respondía otro. «¡Ah!,  ¡que hoy es lo del arroz!».

Pues sí, de esta manera recibía el patio esta mañana al alumnado del Colegio Inmaculado Corazón de María, es decir, de Escolapias Sotillo.

Hasta pasadas las 8:30 la paella relucía solitaria con un gran cartel en el fondo que rezaba en grandes letras: CONTAGIA SOLIDARIDAD PARA ACABAR CON EL HAMBRE.

Ya bajan los primeros alumnos. Son los del 3.º de Primaria. Bajan con su tutor y hacen un corro alrededor de la paella. Después de recordar por qué están ahí, comienzan a echar los primeros granos de arroz. Pero, un momento: ¿¡no son granos de verdad!? No. Son papelitos amarillos arrugados, dentro de los cuales cada uno ha escrito un compromiso solidario real, factible (no valía escribir «acabar con la guerra» por muy solidario que fuera ese compromiso).

Así, un curso detrás de otro, ha ido bajando, haciendo un corro en torno a la paella, cada vez más llena de granos solidarios. ¡Hasta los que estaban confinados han tenido su participación!

A eso de las 14:30 se colocaban los ingredientes finales (pimientos verdes y rojos, zanahorias, huevos duros y gambas) detalle de la Comunidad de Religiosas Escolapias, quienes han querido colaborar en el acto de este modo.

La participación ha sido muy numerosa y queremos agradeceros a las familias este gesto, en mitad de una situación muy dura para nosotros, pero más aún en aquellos que venían sufriendo necesidad mucho antes. GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS.

Podemos estar orgullosos de pertenecer a esta familia escolapia, desde luego que Madre Paula estará orgullosa de esta sociedad logroñesa tan solidaria.

Y le pedimos a Dios, Padre Bueno, que tenga presentes a estos niños y niñas que ayer, hoy y mañana no podrán llevarse alimento a la boca. Que Él les alimente con su fuerza para poder seguir adelante y poder formar parte de un cambio social urgente. No permitas, Señor, que los gobernantes sean inmunes a las necesidades más básicas de los demás. Contagia nuestros corazones de amor verdadero y de humanidad. Amén.

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