Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, fin de semana.… antes llegaba este momento y era sinónimo de descanso y relax. Han pasado los años y han llegado los niños. En ese punto, la semana empieza a cambiar el martes con la convocatoria de algunos partidos y para cuando llega el viernes el puzzle es tal que hace falta un horario en ocasiones sobrenatural con el objetivo simple de llegar a todo en lo que a competiciones deportivas se refiere.
Lo hacemos por ellos y para ellos, con diversos fines, sacrificando nuestro tiempo (aunque también disfrutamos nosotros), tratando de que practiquen deporte y pasen buenos ratos con sus amigos y compañeros de equipo.
La mayoría de los padres y madres estamos de acuerdo en los beneficios del deporte infantil y propiciamos que nuestros hijos e hijas lo practiquen por diversas vías (con nosotros, en clubs deportivos, en actividades extraescolares…). No somos conscientes de las problemáticas que la práctica deportiva puede acarrear y aún menos de gestionar las soluciones. Como padres y madres tenemos que poner nuestro granito de arena para que el deporte se convierta en una experiencia realmente enriquecedora y formativa.
Los padres somos un ejemplo para los hijos y, por tanto, su comportamiento en el deporte debe promover valores positivos y evitar cualquier tipo de conducta antisocial que pueda ser copiada por los jóvenes deportistas. Debemos mostrar interés por la actividad que practican nuestros hijos pero poniendo el énfasis en su esfuerzo y disfrute más que en el resultado que obtengan.
Desde el Gobierno de La Rioja, se trata de inculcar todo ello con un breve decálogo, presente en todas las pistas, polideportivos y lugares donde se celebran los juegos escolares. Nos parece interesante comentarlo y que nos sirva de reflexión personal. Por ello, creemos conveniente que leamos estos puntos con interés, deteniéndonos en cada uno de ellos y pensando qué cumplimos o no y cómo puedo ayudar a que esta realidad sea posible:
1. Por encima de todo, recuerda que eres padre/madre.
2. Ten en cuenta que los principales protagonistas del deporte son los deportistas.
3. Implícate en la actividad de tu hijo, pero deja actuar a técnicos y árbitros.
4. Sé paciente en la evolución de tu hijo; todo aprendizaje requiere su tiempo.
5. Eres un ejemplo para tu hijo, respeta a todos los actores del deporte.
6. Potencia el juego limpio, el deporte educa a las personas para la vida.
7. Apoya, respalda y motiva a tu hijo.
8. Inculca el trabajo y la dedicación para conseguir los objetivos.
9. No magnifiques los triunfos y valora el esfuerzo por encima de los resultados.
10. Evita los juicios de valor y los comportamientos inapropiados.
A ellos, a nuestros hijos deportistas, también se les transmiten, desde muy pequeños, una serie de consejos y cualidades que deben tener y que, por supuesto, son aplicables a otros ámbitos de la vida. Los deportistas deben ser solidarios, participativos, y respetuosos, porque no podemos olvidar que el fin último es que disfruten con el deporte y respeten a su entrenador y a sus adversarios.
Presentamos aquí también el decálogo del deportista, con el fin de que podamos leerlo con ellos y que se valoren en su día a día:
1. Demuestra capacidad de superación, sacrificio y constancia.
2. Practica el juego limpio; respeta las normas.
3. Disfruta del entrenamiento y la competición.
4. Celebra la victoria con humildad y respeta al contrario.
5. En la derrota, no busques excusas y aprende de los errores.
6. Respeta las decisiones arbitrales.
7. Trata al contrario como a un compañero más de juego.
8. Cuídate: practica hábitos saludables.
9. Respeta a tus compañeros y entrenadores.
10. No antepongas el éxito personal al colectivo.
Patricia Ramírez Loeffler, Psicóloga del deporte y de la salud, nos presenta una gran variedad de padres y madres… ¿con cuál te identificas?, tal vez sea el momento de cambiar si ves que algo no funciona bien.
- Padre/madre chófer. Se encarga de llevar y recoger a su hijo a los entrenamientos y las competiciones, pero suele ser poco amante de los deportes y su prioridad es que su hijo sea feliz y lo consiga con el deporte.
- Padre/madre positivo. Son aquellos que siempre tienen una palabra de ánimo para los más pequeños y que le transmite ilusión por el deporte sin rendirle cuentas de los resultados. Además, anima, refuerza y se preocupa por los entrenamientos y los partidos. Da la enhorabuena al pequeño por practicar deporte, no por ganar.
- Padre/madre comprometido. Se involucra en el deporte de su hijo, en el equipo al que pertenece y en la formación de los chavales. Además, son activos en la promoción de los valores y participan con cualquier acción que pueda ayudar a que las cosas funcionen mejor
- Padre/madre pesado. Se pasa todo el día hablando de lo bien que juega, nada o corre su hijo y de que apunta maneras. No presiona directamente al niño, pero sin querer le traslada que su valor está en el juego.
- Padre/madre entrenador. Se cree entrenador profesional y da instrucciones a su hijo desde la grada contrarias a las del entrenador y provoca el desconcierto del niño. En deportes como la natación es el que desde la grada se pasea mientras nada su hijo, toma tiempos, apunta resultados. Con su actitud presiona al niño.
- Padre/madre competitivo. Le pide a su hijo que juegue y se entregue al máximo en cada partido como si fuera lo más importante en la vida pero olvida que su hijo no es un profesional y que el deporte tiene unos valores por encima de competir a cualquier precio.
- Padre/madre tóxico. Es el que avergüenza a cualquier niño porque grita en la grada, cuestiona las decisiones del entrenador, falta el respeto a otros niños e insulta al árbitro o al rival. El padre que nadie querría tener.
Aunque parezca mentira, todas estas familias suelen coincidir en muchas pistas, colegios y polideportivos de España cada fin de semana. Tal y como hemos comentado, luchemos y pongamos nuestro granito de arena, nuestra ilusión, en que nuestros niños y adolescentes disfruten del deporte y de sus equipos, que sean un lugar en donde creen y fortalezcan relaciones sanas y puedan desarrollarse integralmente como personas.
Yo me apunto a ello… ¿y tú?