La onicofagia es la costumbre compulsiva de morderse las uñas. Muchos niños sufren onicofagia o el mal hábito de morderse las uñas y suele aparecer sobre los 3 años. La mayoría suelen dejar solos este desagradable hábito. Pero si el niño persiste en él, pueden ponerse en marcha pautas para ayudarle a superarlo.

Existen diversas causas y es necesario averiguar cuál es la verdadera causa en cada caso ya que, si no se trabaja ésta, puede que se logre que se las dejen de morder durante unos días, pero seguro que vuelven a hacerlo.

Seguidamente se recogen las causas más comunes de onicofagia infantil:

● Ansiedad o estrés: la mayoría de niños con ansiedad se muerden las uñas. Realizan este acto sobre todo en situaciones nuevas (cambios de colegio, la llegada de un nuevo hermanito, etc.), en las que presentan dificultades, miedo o frustración.

● Imitación: si alguno de sus referentes se muerde las uñas, es muy probable que el niño también lo haga. Ellos intentan imitar todo aquello que hacen las personas que les sirven de modelo, por lo que harán todo lo que ellos hagan.

● Hábito: el aburrimiento puede ser un desencadenante de la onicofagia. Morderse las uñas puede ser un tipo de entretenimiento en situaciones en las que no se sienten motivados por realizar ninguna actividad, ya sea en casa, en el coche o en el colegio.


● Déficit de hierro: en algunas ocasiones, la anemia ferropénica provoca pica, que se caracteriza por ingerir elementos que no aportan nutrientes, como los objetos o las uñas. Es la causa menos frecuente, pero se trata de una posibilidad a tener en cuenta.

A continuación, se recomiendan una serie de consejos y trucos para combatirla:

  • Intentar que tenga las manos ocupadas: manualidades, juguetes, una pelota…
  • Mantener las manos limpias y las uñas pulidas. Si no se encuentran tropiezos y están lisas, no habrá́ pedacitos molestos. Llevar siempre una lima de uñas a mano.
  • Esmaltes amargos de venta en farmacias.
  • El refuerzo positivo es indispensable para llegar a objetivos satisfactorios.
  • Tapar las uñas con tiritas de colores les recordará que no deben hacerlo.
  • El ejercicio físico disminuye los niveles de estrés y canaliza la energía por lo que resulta un buen aliado en este proceso.
  • Para los casos más graves podemos consultar a un especialista.

Nunca usar el castigo cuando se muerda las uñas, es un acto muchas veces inconsciente, y que a veces no pueden controlar. Si se le regaña solo se pondrá́ más tenso, y repetirá́ esa conducta una y otra vez. Lo que mejor funciona es el refuerzo positivo. Hay que empezar pidiéndole pequeños progresos como que se deje crecer una uña y recompensarle cuando lo consiga y así́ poco a poco hasta las diez uñas.

CUENTOS RECOMENDADOS PARA LOS MÁS PEQUEÑOS.

Morderse las uñas de Paula Merlán.
¿Dónde están mis uñas? de Clara Castro.
¡Vivan las uñas de colores! (Español Egalité) de Gusti.